…amanece un día cualquiera, de un verano cualquiera, de cualquier año. En tan solo unos minutos este paisaje se cocerá a más de 40ºC. En el, acontecerán historias de supervivencia, historias donde tan solo los mejor adaptados tendrán el derecho a la vida.

EL DESIERTO DE TABERNAS 

Si por desierto entendemos, aquella zona árida en la que no prospera vida alguna, podemos afirmar que la zona que bordea a Tabernas, no es un desierto.

Estos territorios donde la existencia vegetal y animal, hace equilibrios entre la vida y la extinción; y que hace tan sólo muy pocos años, eran despreciados por no poseer atractivo aparente alguno; han pasado de modo muy afortunado a ser valorados, protegidos y visitados por científicos y naturalistas, despertando al tiempo, un enorme atractivo para el turismo.

El interés y la excepcionalidad de estos enclaves, se fundamenta tanto en su flora, como en su fauna y de forma excepcional en sus valores paisajísticos.

Una vez dentro del desierto habremos de ser autosuficientes, aquí no podremos abastecernos de nada, ni tan siquiera de agua.

Aquellos que caminan por las ramblas de este desierto, aseguran tener aunque tan sólo sea por momentos, la extraña y al tiempo placentera sensación, de ser el único habitante del planeta.

Se trata pues, de un mundo hecho de silencios y soledades, que es como un libro abierto para el que camina despacio y sabe dónde mirar.

Este paisaje irrepetible, deja su huella en aquellos que por primera vez lo visitan, de hecho, suele decirse que al desierto se le ama o se le odia, pero que a nadie deja indiferente.

El desierto es algo tan valioso y hermoso para quién lo ama, que no necesita de barreras para ser frenado. Y quién lo conoce en profundidad, es seguro que lo ama.

Si bien es cierto que, la flora y la fauna del lugar lleva aquí instalada miles de años, no lo es menos que desde hace tan sólo unos pocos, desfiladeros y barrancos quedaron impregnados de ciertos sonidos que aún hoy, perduran en los que pasean en silencio por este entorno. Aún rezuman por el «Oeste de Tabernas» los ecos de cuando «El Feo» de Eli Wallach, atado de pies y manos sobre un caballo y con una soga al cuello, gritaba al «Bueno» de Clint Eastwood aquella frase de: !Ehhhh rubioooo!: ¿sabes de quién eres hijoooo?

O la desafinadísima armónica de Charles Bronson, en su interminable duelo a muerte con Henry Fonda en la Rambla de Gérgal.

Tanto la industria cinematográfica como la tecnológica, aportan al desierto su personal sello. Junto a diversos escenarios y parques temáticos creados para le recreación del «spaghetti western», se alza una no menos espectacular plataforma de investigación y transformación de energía solar.

Naturaleza y tecnología se conjugan aquí en Tabernas, colocando en ocasiones en peligro ese delicado y sutil equilibrio entre lo real y lo irreal, entre lo natural y lo creado por el hombre.

 

“AL DESIERTO SE LE AMA O SE LE ODIA, PERO A NADIE DEJA INDIFERENTE”

 

Con la caída de cada tarde de cada tórrido día de verano, la mayor parte de los habitantes de este y de otros desiertos, parecen alegrarse de haber finalizado con éxito una jornada mas; como le ocurre al «Vigilante del desierto», que jadeante por el calor entreabre su boca. 

Algunos consiguieron el logro de finalizar con éxito un nuevo día, pero otros en cambio se encuentran agazapados a la espera de adueñarse de la noche.

 

Antonio Soriano García (Almería Natural)

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