El Indalo es una figura de origen ancestral. Descubierta oficialmente en la Cueva de los Letreros, en Los Vélez, se trata de una pintura rupestre que data del Neolítico tardío o Edad del Cobre. Durante siglos, fue símbolo de buena suerte y considerado un tótem en el norte y levante de la provincia, especialmente en Mojácar, donde podía encontrarse pintado con cal en las fachadas de las casas, ya que protegía de las tormentas, plagas y ahuyentaba a los malos espíritus y el mal de ojo.
Representa un hombre ancestral sosteniendo un arco iris, otros ven a un gigante dominando a una serpiente, símbolo del mal, por la cola y la cabeza. Es el amuleto de la buena suerte, protege a quien lo lleva.
Durante los últimos años, el Indalo se ha convertido en un auténtico símbolo no sólo de Mojácar y el levante, sino de toda la provincia y es marca de calidad del turismo, la economía y la forma de vida de los almerienses.
Anécdota: en «Conan el Bárbaro» (que se rodó parcialmente en Almería), en la escena en que un chamán intenta resucitar a Conan, éste tiene la cara pintada con extraños símbolos. Uno de esos símbolos es el Indalo.